viernes, 26 de junio de 2009

A LA ESTACION DEL OLVIDO

Ya no me sirve de consuelo el saber que vas diciendo por ahí que me querés, que fui lo mejor, que... muchas cosas más que ya olvidé.
No me sirve el saber que te ame tanto y de tal manera como jamás podrás imaginar, ahora todo quedó atras como otro recuerdo, un tanto doloroso, triste... ahora intento imponerme el olvido silenciando tu nombre; aunque, no puedo volver la mirada hacia atras sin recordar tu manera de amar, lo poco que duró tu amor y mi alegría, los muchos días que necesité tu voz y quise estar a tu lado...
Ya no me sirve saber que contigo aprendí a ser mujer de veras, que jamás creí amar a nadie y con tanta intensidad, sin importarme el qué dirán, sin importarme el mañana... porque contigo aprendí que el presente debía vivirlo tal cual fuese, sin mirar atrás.
Ahora que te he visto después de mucho tiempo, caminando del brazo de otra persona, ahora que a tu cinismo lo conocí en ese rostro que tanto quise, que en el saludo se te dibujó una sonrisa hipócrita; con algo de orgullo pude responderte de igual manera y debo confesarte que quise hacerte daño, por Dios que lo intenté, pero todo fue tan rápido que tu paso y tu pareja no me dieron tiempo; y fue mejor. Me escude detrás de mi cobardía diciendo que no valía la pena... dejé pasar el tiempo para no llamarte con voz irónica, para mostrarte que no me importaba, y cuando quise hacerlo, ya no era el tiempo...; ¡si me moría de pena, si me pareció ser un árbol muriendo de pié, si tuve el impulso de dañarte, de hacerte mal, de tirarte la hipócrita carta en la que me decías que sin mí no vivías, en donde maldecías mi cariño por haberse refugiado en tu piel... pero si no podía verte del brazo de otra mujer que no fuese yo, y te maldije una y mil veces por haberte amado como nunca, como a nadie...!
No, no soy la displiciente mujer que lo da todo por el ser amado, sí, la que vive por y para él, sin concesión, sin compartir con nadie a ese hombre como no quise ser compartida con nadie más, sólo él, sólo vos... que seguís punzando muy dentro, aunque no te nombre, aunque prefiera no verte nunca más, aunque me engañe al silenciar tus palabras que se han grabado en mi piel, tratando de olvidar que tantas cosas fueron las que me unieron a ti, que muchos fueron los momentos irreproducibles que viví a tu lado...
Estoy buscando un atajo para llegar a la estación del olvido, necesito encontrar la mortaja de tus recuerdos, de tus pequeñas ternuras, y de esta sensación amarga que intento evadir de mi piel; el contacto de tus manos, la dulzura de tus besos... porque me costará mucho volver a empezar nuevamente, porque regresé a nuestros café eternos, meses atrás cuando aún el cariño era nuevo, cuando un día de lluvia estrenamos un sueño; uno, que ambos tendremos presente y tal vez realicemos, algún día, pero solos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario