lunes, 14 de septiembre de 2009

Mi Soledad

Hay en nosotros una compañera que viaja al lado nuestro por el camino de la vida; a veces se instala de tal manera que cuesta despegarla de vos y otras... es pasajera, es neblina y tristeza, que se aleja facilmente.

Esa compañera que transita con tus pasos y mis pasos es, la soledad.
Es el tiempo de oscuridad, de noches sin estrellas ni luna llena, de buscar en la sombras una luciérnaga; es la estación donde habitan los recuerdos, de donde quiere arrancarte el olvido.

Hay soledades que hacen daño y otras que te renuevan; las unas, matan tus ganas de "tener ganas", y las otras, deambulan en ti sin molestar.

Mi soledad es de la que daña; porque esta marchitando mis ansias, mis ganas, me encierra en la tristeza y me acompaña con llanto; es de esas que te dejan sin aliento y te sume en la penumbra, velando mis noches igual que mis mañanas...

Yo la aparto, pero vuelve para pisar con mis pies y caminar con mi paso; yo la aparto pero vive con mi piel, recorriendo mis manos.

La conozco, me acompaña desde siempre, a veces le permito que se quede para poder pensar, para escribir; pero en algunas ocasiones necesito que se aleje, que me deje y no vuelva más...

Se acomoda a sus anchas y sin pedir permiso se extiende en mi cuerpo y me habita destejiendo mis sueños. entristeciendo mis ojos, viviendo en cada lágrima...

Esa, mi compañera, despierta con mis mañanas y duerme junto a mi cama; se fuma mis cigarrillos y se bebe mis entrañas...

Los Miedos

Se nos hace tan difícil confiar en la gente... estamos perdiendo el ángel que nos guardaba la fé, ese ángel de alas invisibles que nos protegía hasta ayer del dolor inmenso que nos produce la decepción, de la pequeña agonía diaria de la hipocrecía; nos abrigaba con su calor de guardián y pensamos que siempre estaría allí. Allí, donde cabe la inocencia y donde se acurruca la pureza... después sabemos que, con el tiempo, al crecer, el ángel se va alejando casi sin que nos demos cuenta apenas... y como vamos "madurando" comienza sin percatarnos la escala descendente de algunos valores y la ascendente de algunas "virtudes"...
Con algo de vergüenza,he de admitir que existen en mi algunas "virtudes" entre comillas, esas que arrasan con la sonrisa limpia, las que despojan poco a poco.

Cuando "maduramos" ya no decimos con tanta frecuencia "Te quiero", se pueden gastar y son pocos los que la vida reaviva con la llamita del cariño correspondido. Ya no decimos tanto "te quiero" porque tenemos miedo de ser heridos, a que nuestra caricia no sea devuelta, a chocar con el duro concreto de un silencio incomodo y amargo.

Y mientras la caricia resbala de nuestras manos, los miedos se alojan en ellas... comenzamos por conocer el temor a la soledad...

Ahora que somos "grandes" y tenemos una imagen forjada a golpes, somos como el avestruz, escondemos la cabeza y dejamos fuera el resto.

El ángel de alas cristalinas, nos fue abandonando con el transcurrir del tiempo, y somos "cuerdos" personajes que envidiamos el paisaje que se calcó algún "loco" que, de tanto en tanto conocemos mientras hacemos caminos...

No soltamos nuestros pàjaros, no permitimos que salgan a volar nuestros pensamientos libremente, sin que antes no les hayamos atado, como a un barrilete, unos pocos metros de tabúes y tiremos de él... cuando sople fuerte la ventizca que nos lleve a la "locura"...

Un Verbo Sin Conjugar

Solitaria y triste mi tarde gris... anocheció de repente aunque el sol brillara afuera, burlándose obstinado de mi tormenta, de la cruel e impía sombra que cegaba la ilusión y los sueños que habitaban en mi alma.
Un momento, un instante... la ráfaga de la soledad duró un instante, un momento... fue suficiente para romper mis sueños.
Cristal fino era el castillo donde habitaba la ilusión que crecía, germinando en mis latidos, volviendo sol, las tardes de lluvioso otoño.
Y sé... ahora sé que no habrá más sueños, que el cristal frágil del castillo se trizó.... Sus trocitos de milenaria arenilla destrozan dentro, allí, donde el sol ya no alumbra y la penumbra va ganando terreno sin piedad a la palabra y al verbo sin conjugar... amar.

Y se me muere la tarde por fuera y por dentro, vuelvo a mis recuerdos, fabrico palabras donde ya no existen y me quito las ganas de llorar... necesito quitarme de encima la nostalgia, te busco en las sombras, te llamo, te nombro, te grito fuerte que me duele el alma, que tu voz me desgarra...

Te nombro en las sombras, flotando en el éter vendrá tu respuesta, a ahuecar mi noche, a encallecer mi dolor...

No me abandones, volvamos atrás, comienza otra vez y miente esta vez que tu si me quieres, que todo fue broma...

La noche me espera, quiere ver mis lágrimas que se crispan como tantas noches... en la almohada.