jueves, 7 de julio de 2011

EL MATE NO ES UNA BEBIDA

El mate no es una bebida. Bueno, si. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, te hace pensar cuando estás sola. Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?".

Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos. Los buenos y los hijos de puta.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes.
Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si toman amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: "¿Dulce o amargo?". El otro responde :-Como tomes vos.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre en todas las casas.

Siempre. Con inflación, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas.
Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Este es el único país del mundo en donde la desición de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.

Nada de patalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.

No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamaos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por dentro hay revoluciones.

Es...
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena; la charla, no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y viceversa.
Es la sinceridad para decir: " basta, cambiá la yerba!".
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?".
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones para compartir.

Ahora vos sabés, un mate no es sólo un mate...

Calentás el agua?...




(Descripción de entre casa, sin firma de autor, que apareció publicada en el suplemento de Diario Cronica de Comodoro Rivadavia, mi pago, el Domingo 4 de abril de 2004 )

martes, 28 de junio de 2011

CARTA A JOAQUIN


He hecho caminos para andar con tu paso, me hice gorrión para volar hasta vos, fui agua y remanso. Creí con ello poder acunar tu pereza y tu indolente paso, aprendí a cantar para estar en tu voz y a escribir a través de tu letra, escogí la pintura por tus dibujos y reconstruí en mí, pedazos de tu ser que se esparcieron por doquier; compuse para mi propio deleite tu imágen rota por el tiempo.

Con todo esto al hombro aprendo a andar con los minúsculos latidos de un reloj que camina según mi desición. Sé que de todas formas tu regreso sólo se proyecta en mí, dentro mío. Te tomo las manos y juntos caminamos, pero aunque ya no duelas tanto, aunque ya no extrañe tus cariños con la intensidad de antes, la nebulosa de tu persona es más poderosa y me envuelve, se apropia de mí y me maneja a su antojo... caigo en la cuenta que hacés a través mío lo que tal vez la vida no dejó que acabaras.

Me refiero a vos, que a destiempo y a contramano te refugiaste bajo mi piel, parapetándote en un rinconcito de mi ser y así, desde allí, ver por mis ojos los nietos que no alcanzaste, la hija que se hizo grande, la mujer que amaste con el alma entera.

Creí durante un tiempo que era tu imágen escondida en otro cuerpo y que por esa misma razón me había adueñado de casi todas las cosas y gustos.

Hay fracciones o partes de nuestros mayores que heredamos aunque no los alcancemos a conocer, como heredan los animales el instinto de sobrevivir en una jungla, sólo que hay una leve diferencia; esta jungla es más feróz, es más voráz; te lleva, te cambia, te empequeñece o te agiganta.
Era así cuando vivías en la tierra?. Era así, tan difícil y hermoso al mismo tiempo?. No vés!?. Tantas preguntas que quisiera haberte hecho, tantas pequeñeces a compartir que no tuvimos... Nadie es el culpable de tu accidente ni de nacer yo luego de tu muerte. Deseo a veces, sólo a veces, pedir perdón por no alcanzarte a conocer, aún así te llevo dentro, guardado donde el tiempo no puede hacer lo que a las fotos; a ellas las avejenta, las llena de otoño...

Aquí... refúgiate bajo mi piel, que quiero cantarte en tu lengua natal una canción para acunar tu recuerdo.

Aquí... escóndete del olvido, no dejes que te descubra nunca y verás que para eso, sólo basta mi coraza...

ESCRITO PARA MI PADRE MUERTO

Desearía volver a soñar sin tener que despertar y llorar después, desearía jugar de nuevo a la rayuela o al pisa-pisuela.

Estoy mal, quiero volver a nacer, quiero ser un feto en el vientre de mamá y que papá no hubiera tenido la muerte tonta que sufrió.

A veces pienso que no me esperó, que no quiso saber el día de mi cumpleaños, ni alegrarse con mi alegría, ni tenerme en sus rodillas. Papá no me enseñó a amar la vida, dejó que mamá nos criara sola a Lidia y a mí. Se hizo la rabona y no conoció nunca a sus nietos, no los llevó de la mano al colegio.

Se hizo la rabona y no vivió mi crecimiento, no tuvo tiempo de secar mis lágrimas, de defenderme cuando me peleaba, de retarme cuando desobedecía, de hacernos los gustos cuando mi hermana y yo eramos chiquitas.

Papá... te fuiste muy pronto, como si huyeras de la vida. No llegaste a conocer el color de mis ojos, el día de mi nacimiento, ni siquiera mi primer guardapolvos. No me preguntaste quién era el dueño de mis sueños e ilusiones, no consolaste mi sufrimiento con tu consejo. Te reprocho sólo una cosa padre, mi padre... morirte tan jóven.

CARTA A UN AMOR CONDENADO

Qué poco queda del asombro, de la inocencia que hasta hace tan poco tiempo me servía de escudo para resguardarme del mundo al que prefería no enfrentar porque me daba miedo.

Miedo a sentir el frío cortante de la soledad, miedo a la tormenta y la llovizna del llanto, miedo a ese fuego abrazador que es el amor y los sentimientos.

Quería escudarme detrás de ese muro... pero un día el amor vino a arrasar todo lo que se hallaba por delante, y sentí todas las estaciones transitar por mi piel... la pasión, la caricia, la indiferencia y el abandono... todas en poco tiempo.

La rabia y el amor estafado, herido, quisieron cobijarse nuevamente en el asombro, pero el dolor lo había encallecido y poco a poco comprendí que había dejado de ser niña y comenzaba el difícil camino abierto a la mujer.

Todavía me asusto, aún temo, pero sé que debo seguir adelante, aún sintiendo miedo.
No, no creas que te reprocho algo de ese amor un tanto estafado, no puedo hacer que cargues con la culpa de no quererme; tu único pecado fue penetrar por esa puerta que mi asombro y mi mucho amor te abrió.
Supongo, ahora que se secaron las muchas lágrimas, que fui una más... alguien que creyó, amó, nació y murió para volver a renacer.

Supongo... ahora que se ha cerrado la herida, que no fue tan malo haber sufrido un poco para saber que de esta forma, inevitablemente mis ojos se abrirían de allí en adelante para ver la realidad, dejando poco a poco de soñar con amores interminables, con una pareja novelesca.

Gracias. En realidad eso quise decirte; gracias, porque por vos comprendí que una pareja son dos que quieren; dos que el amor y el sufrimiento unen con cada paso de hormiga de dan... a veces hacia adelante, otras retroceden, pero en definitiva... juntos; gracias, porque acaso tu abandono me hizo dar cuenta que existía, que podía amar.

En realidad te quería dar gracias por pequeñeces, también pequeño y valioso fue lo que pude entregarte, al fin descubrí que soy como el que más... que tanto he reído como he sufrido...

QUIERO

Quisiera gritarte que necesito tu boca, tus manos, tu calor y tus pasos como una loca...

Quisiera gritarte que me ahoga este espacio limitado por la espera, que quisiera detener tu carrera.

Te quiero y me siento atada, herida, dolida, no puedo hacer nada; sólo esperar que un día de estos te decidas a salir al encuentro de mi cariño, sólo hace falta abrir la puerta, porque del otro lado estoy yo, y no te negaré que te quiero y te quise desde el primer momento.

Pero es que sólo imaginé una ternura que no sé si algún día será mía, te imaginé niño con tu cabeza en mi pecho, y triste... y solo...

Quiero curarte las viejas heridas; esas, que no cerraron y duelen, quiero ser tu alegría, tu paz, tu agua fresca, tu sensación reciente y siempre tierna.

Sólo hace falta abrir la puerta y allí... estaré yo.

SI PUDIERA COMPARARTE

Sos mi tema triste, mi canción sin concluir, mi locura de payaso, mi sensación de volar, la aventura de corsario, mi carrera sin fin.

Sos la sencillez de un poema, la ternura de un niño, la calidez de un rayito de sol por la mañana, la tersura de la rosa, el rocío de un día que recién despierta...

Sos el opaco cristal por el cual no debo mirar, la cajita cerrada con siete llaves, los bombones escondidos que no llegué a tocar, el trébol de cuatro hojas que no encontré en la hierba y mil temas que, no quiero tocar.

Tantas cosas sos... mi muerte, mi vida entera, los enigmas sin respuestas, mi ternura a manos llenas, mi cajita de galletas, mis deseos retenidos.

Si pudiera compararte... te diría que sos,
de una casa: un pasadizo escondido;
de una flor: el pólen aún no esparcido;
de un niño: la inocencia y la ternura;
de un juego: un barrilete multicolor que remonta vuelo;
del cielo: una nube pasajera que emula al sol;
de un sabor: la dulzura de un caramelo que conservás en la boca;
de un tiempo: un otoño triste y ocre de melancolías;
de una canción: un bolero ya cantado pero siempre nuevo;
de un objeto: los zapatitos nuevos que de niña me compraban;
del amor: un sueño casi imposible que aún no termina.

Podría decirte que sos mi manantial sin aguas turbias, que tenés la rara virtud de adentrarte en mi vida, que te siento como el poema mejor escrito... y sin embargo, sos una espina en mi costado, la herida abierta que nunca acaba por cerrar, la hiel amarga que penetro en mi sangre.

Podría decirte que corrés por mis venas, nadás en la nebulosa de mi mente y que vagas por los laberintos del recuerdo.

Podría contarte que me tomé el atrevimiento de soñar con tu cariño, que tengo la audacia de quererte, de sentir tu piel sin haberla tocado, de imaginarme a tu lado...

Podría decirte tanto.... pero debo ahogarlo.