domingo, 21 de junio de 2009

CARTA A POLDY BIRD

Terminé de releer hoy las páginas de tu libro P:B:, ése, al que le pusiste..."PARA LEER SIN RIMMEL" y hubo un cuento en especial que hizo que me sintiera muy parecida a vos; por aquella niña que fuiste, tratando de hacer durar empecinada un helado rosado, por aquella hermosa pero triste criatura que se inventaba una mamá que aún vive porque va en tu recuerdo y un padre amoroso que hiciera menos triste tu infancia.

También sentí pena. Como vos, yo no me resigno a la muerte, como vos perdí a uno de mis seres, sólo que no tengo recuerdos y entonces comencé a fabricar algunos. Mi padre, sabés?, él quería vivir, era uno entre tantos seres que adoraba la libertad y el viento, pintaba y amaba, por sobre todo, amaba.

De chiquita cada vez que en el colegio primario nos daban para hacer una redacción y por tema: "Mi papá", yo no tenía mucho que escribir; a veces (muchas veces) me ponía a llorar y entonces las dulces maestras que conocían la historia venían a consolar un llanto gris que desdibujaba mi infancia, venían a consolar a alguien que ese empecinaba como vos, en hacer durar en el recuerdo a su padre muerto.

Lloro, lloro por vos mi querida Poldy y por mí. Alguna vez me erigí en el/la defensor/a de las "mujeres de la casa" que eran mi madre y mi hermana, al faltar Joaquín (así se llamaba) tenía derecho a ostentar el título del varón, del hombre de la casa y me vestía imaginariamente los pantalones de papá.

Sabés por qué digo que siento pena por vos?. Porque te siento niña y desamparada, porque tu padre no hizo más linda tu infancia, porque tal vez si lo pensás mejor, quizás puedas convencer a la nena del helado que él nunca le demostró lo que realmente sentía y también podía sentirse solo y desamparado sin tu mamá.

Tuve y tengo la gracia de poseér un ángel por madre que hizo que el recuerdo siga siendo fuego ardiente dentro mío, conservamos el secreto de traerlo a la tierra de vez en cuando para que no se sienta tan solo allá, donde habitan los que no regresan más y entonces mi padre va de paseo con las dos y recreamos en la intimidad sus malos humores, sus ganas, sus desalientos, todo lo que era suyo y fue poco a poco siendo nuestro. El ángel de mi madre, me recuerda noche a noche, cuando el sueño está casi por vencerme que debo rezar por él, que debo rezar...

Ella hizo que amara todo lo que fui conociendo con la avidéz que se siente en la niñéz, que caminara por los senderos del tiempo con menos dolor, con menos tristeza, con menos llanto... Sé que nunca asumiré la muerte de aquél que inconcientemente fue oxigenando mi vida, con cada paso, con cada estirón. Él duerme cerca mío, es una sombra cálida que me envuelve y que mi madre aprecia cuando me dice que soy muy parecida a él, porque adquirí sus gustos y su carácter... también sus rebeldías.

La gente a la que se ama profundamente jamás muere del todo, nosotros soplamos cálidas burbujas de vida a sus recuerdos para que estén menos lejos y más vivos; menos solos y más nuestros.

Ya ves P.B., que somos muy parecidas pero la diferencia entre nos radica en que a tu padre lo siguió un ángel cargado de ternura que nunca pudo alcanzarlo y te dejó en consecuencia más huérfana de amor que a mi.

Ahora, yo me siento un poco culpable por contarte que a pesar del espacio vacío, mi madre, un ángel que hace mucho anda por la tierra, se encargó personalmente de llenar ese vacío con el amor, la ternura y la bondad de los dos, lo hizo por él y por ella a la vez.

Puede ser que convenzas, con esa ternura que adquiriste con el tiempo, a esa chiquilla que sólo se parece vos cuando eras una nena...

2 comentarios:

  1. Uuuffff!!
    Llegué a esta tu página por casualidad y estuve leyendo algunas cosas de las que tienes. ¡Hermosas!! Me gusta como escribes
    Gracias por compartirlo y ¡Felicidades!!

    iioo

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  2. Bremdah.-@live.com.ar2 de noviembre de 2009, 4:45

    dnd descargo el libro


    cuentos para veronica


    amo ese libro me hace llorar
    cualquier cosa
    bremdah.-009@live.com.ar

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