martes, 28 de junio de 2011

CARTA A UN AMOR CONDENADO

Qué poco queda del asombro, de la inocencia que hasta hace tan poco tiempo me servía de escudo para resguardarme del mundo al que prefería no enfrentar porque me daba miedo.

Miedo a sentir el frío cortante de la soledad, miedo a la tormenta y la llovizna del llanto, miedo a ese fuego abrazador que es el amor y los sentimientos.

Quería escudarme detrás de ese muro... pero un día el amor vino a arrasar todo lo que se hallaba por delante, y sentí todas las estaciones transitar por mi piel... la pasión, la caricia, la indiferencia y el abandono... todas en poco tiempo.

La rabia y el amor estafado, herido, quisieron cobijarse nuevamente en el asombro, pero el dolor lo había encallecido y poco a poco comprendí que había dejado de ser niña y comenzaba el difícil camino abierto a la mujer.

Todavía me asusto, aún temo, pero sé que debo seguir adelante, aún sintiendo miedo.
No, no creas que te reprocho algo de ese amor un tanto estafado, no puedo hacer que cargues con la culpa de no quererme; tu único pecado fue penetrar por esa puerta que mi asombro y mi mucho amor te abrió.
Supongo, ahora que se secaron las muchas lágrimas, que fui una más... alguien que creyó, amó, nació y murió para volver a renacer.

Supongo... ahora que se ha cerrado la herida, que no fue tan malo haber sufrido un poco para saber que de esta forma, inevitablemente mis ojos se abrirían de allí en adelante para ver la realidad, dejando poco a poco de soñar con amores interminables, con una pareja novelesca.

Gracias. En realidad eso quise decirte; gracias, porque por vos comprendí que una pareja son dos que quieren; dos que el amor y el sufrimiento unen con cada paso de hormiga de dan... a veces hacia adelante, otras retroceden, pero en definitiva... juntos; gracias, porque acaso tu abandono me hizo dar cuenta que existía, que podía amar.

En realidad te quería dar gracias por pequeñeces, también pequeño y valioso fue lo que pude entregarte, al fin descubrí que soy como el que más... que tanto he reído como he sufrido...

No hay comentarios:

Publicar un comentario